lunes, 3 de octubre de 2016

¡2 de octubre ni perdón, ni olvido! A 48 años de lucha contra el olvido y la impunidad

México, a 2 de octubre de 2016

Al sector estudiantil
A los medios de comunicación
A los organismos defensores de los derechos humanos
A las organizaciones populares
Al pueblo en general

¡2 de octubre ni perdón ni olvido! Se cumplen 48 años de la brutal represión contra la juventud proletaria y el movimiento popular que se manifestó en la plaza de las tres culturas (Tlatelolco) el 2 de octubre de 1968, en la ciudad de México. Acontecimiento tristemente célebre ejecutado por los cuerpos represivos con órdenes directas del titular del ejecutivo federal.

Fecha fatídica que la juventud organizada y distintos sectores del pueblo mexicano fueron víctimas de un artero ataque, cuando el estruendo de las armas del ejército y paramilitares cercenó la vida de centenares de hijos del pueblo. Otros fueron desaparecidos, torturados, encarcelados arbitrariamente para extender el terror, dentro de los planes de contrainsurgencia del entonces gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

Escena brutal de la historia de nuestro pueblo que a más de cuatro décadas de su ejecución se mantiene en la memoria histórica; suceso que se registra como un intento del Estado mexicano para frenar la combatividad de las masas trabajadoras, como una pretensión de diluir la moral combativa del movimiento popular, pero que a pesar de lo doloroso que fueron las heridas, los asesinados, los torturados, presos y detenidos desaparecidos, jamás lograron extinguir la llama de la combatividad.

Es un escenario cuya esencia represiva se repite en la actualidad. A 48 años de ese deleznable crimen la voluntad de luchar desde las filas de la juventud proletaria siguen en pie, la actitud combativa de la juventud sigue firme cuando se reconoce parte de las masas explotadas y oprimidas.

La lucha estudiantil y popular con conciencia de clase se fundamenta en las injusticias, la explotación y opresión que se cometen contra este sector y el pueblo, se convierte en acción consiente y por ende trasformadora porque marcha al lado de sus hermanos de clase, de ahí que desde la burguesía y Estado pretenden aislar a la juventud proletaria de las demandas e intereses populares.

Con la masacre de 1968 se empieza a cerrar un ciclo en la agudización de la lucha de clases, confrontación antagónica durante una década que inició en el 58, cuyo saldo nefasto para el pueblo se cuentan en miles de víctimas. Un ciclo se cerraba y se abría otro, cada uno de ellos separado por la sistematicidad y por la agudeza de las contradicciones inherentes al capitalismo.

Ante ese panorama adverso para el sector estudiantil y el resto del pueblo, el descontento popular aumenta, crece cuanto más se profundiza e imponen los planes imperialistas, porque las necesidades políticas, económicas y sociales de la juventud y el pueblo no son satisfechas; ante la arrogancia y la sed de garantizar la ganancia y la reproducción del capital, que se impone sin importar los derechos y libertades políticas del pueblo, la lucha popular es legítima.

Lo que explica además la barbarie con la que los gobiernos responden a las demandas justas del pueblo, porque la oligarquía y el Estado mediante sus cuerpos represivos actúa con mayor letalidad, las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, que lleva implícito la tortura, son una realidad que ensancha cada vez más la herida que provoca al pueblo, familiares y víctimas de esa terrible práctica.

Los cuerpos represivos asesinan, torturan y detienen-desaparecen a los hijos del pueblo sin miramiento alguno, lo que devela el plan perverso del Estado y la generalización de la represión contra el pueblo organizado y no organizado, quienes a su vez son cobijados con el manto de la impunidad para cometer estos múltiples crímenes de Estado y de lesa humanidad.

Ante ese panorama, el Estado, políticos de oficio, medios de comunicación oficiosos, se atreven a lanzar bocanadas de infundios contra los distintos sectores en lucha que conformamos el movimiento popular como “vándalos”, “delincuentes”; señalamientos que criminalizan a la juventud proletaria, a organizaciones populares y pueblo en general para justificar la represión y el accionar de las armas de las fuerzas represivas.

Esa es una de las causas de por qué el Estado mexicano, la organización empresarial “Mexicanos Primero” del oligarca Claudio X. Gonzáles y el Secretario de Educación pretenden imponer a sangre y fuego la reforma educativa burguesa, lo que a su vez explica la descomunal actitud represiva del brazo represivo mediante policías, militares, marina y paramilitares contra el pueblo y la juventud proletaria organizada y no organizada.

Desde los distintos gobiernos en turno se diseñan políticas de represión con la clara intención de detener la creciente ola de descontento, desde la masacre del 2 de octubre a la actualidad, es el terrorismo de Estado la política de gobierno que distingue a cada una de las administraciones, cada uno imprime su sello particular, pero en su generalidad se describe una línea de ascenso y sistematicidad el cometido de prácticas fascistas.

Cada crimen de Estado y de lesa humanidad es un crimen contra el pueblo, porque en cada víctima, joven o adulto, mujer u hombre, trabajador del campo o la ciudad, los identifica su condición de clase, su pertenencia a la gran masa de explotados y oprimidos, por lo tanto, en cada uno de ellos se debe reconocer a un hermano de clase.

Los crímenes del pasado reciente, no sólo no han recibido justicia, sino que aún se cometen contra el pueblo que lucha y defiende sus intereses populares.

El asesinato político del compañero Héctor Sántiz López, quien las balas asesinas del Estado mediante los paramilitares lo arrancaron de su familia y del FNLS; joven campesino tseltal de 25 años, padre de familia que luchó junto a su pueblo, que impulsó a la juventud a no desistir de la lucha para que no sucumbiera ante los embates criminales del Estado, compañero luchador social, defensor de los derechos del pueblo, él es un ejemplo de lucha, que siempre recordaremos como mártir por la defensa de las tierras y por el socialismo en México.

La desaparición forzada y ejecución extrajudicial del compañero Fermín Mariano Matías en Puebla en el año 2009, el intento de ejecución extrajudicial de los compañeros Matías Flores, Rubicel Hernández García y Jesús Hernández Reyes el pasado 7 de noviembre de 2015, de Jorge Daniel Gómez Díaz el pasado 12 de enero de 2016. La desaparición forzada del compañero Fidencio Gómez Sántiz el 5 de marzo, el intento de desaparición forzada de la compañera María Sántiz López el pasado 9 de agosto de 2016; son muestras actuales que detallan que el terrorismo de Estado se mantiene como política de gobierno.

Huelga decir que para los sectores no organizados el objetivo del terror cumple con su objetivo, pero para aquellos elementos conscientes del pueblo, se transforma en indignación y decisión de lucha contra el poder que explota y oprime.

Crímenes de Estado como los cometidos contra los compañeros se han repetido y es una práctica deleznable que se persiste contra el movimiento popular en nuestro país. Los cinco jóvenes desaparecidos en Veracruz, los 43 normalistas detenidos desaparecidos en Guerrero, la desaparición forzad de Virginia y Daniela Ortíz Ramírez integrantes del MULT en Oaxaca, las decenas de detenciones arbitrarias, asesinatos y tortura contra estudiantes normalistas en México durante el régimen profascista de Felipe Calderón y en lo que va del régimen Peñista.

Ante este panorama, el pueblo trabajador somos convocados a romper con el miedo, el terror que mutila la creatividad y su filo combativo. Que sea la viva acción política la que eduque y reeduque para corresponder con las necesidades, de poner un alto al terrorismo de Estado.

Porque se vive el terrorismo de Estado, existe un gobierno profascista, proimperialista, antipopular y un Estado de derecho oligarca contra el pueblo, lo que exige de las víctimas de esa política, de los trabajadores del campo y la ciudad, organizarnos y resistir combativamente.

Compañeros, evitemos chocar con el muro de la contemplación y la indiferencia, hoy más que nunca la juventud proletaria organizada o no está convocada a luchar hombro con hombro con todos los sectores populares, porque el reconocimiento de clase exige de los explotados y oprimidos formas y métodos cualitativos de resistencia popular.

¡2 de octubre no se olvida, es de lucha combativa!
¡Alto al terrorismo de Estado contra el movimiento estudiantil-popular!
¡Presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos del país!
¡Alto a la militarización y paramilitarización del país!
¡Por la unidad obrero, campesino y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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